Lo que resta es decidir que hacer (Melissa)

por **Nikolai Ivanovich Lébedev** Sáb Nov 19, 2011 10:49 am

El bosque lindero a Evernight era bueno cuando tu querías retirarte a pensar o en su defecto, solamente estar tranquilo y solo.
El punto es que muchos de los estudiantes de la academia, creían lo mismo que yo y los bosques muchas veces no eran tan solitarios como uno quisiera que fuesen (o, en realidad, como yo quería que lo fuesen)
Salvo todo lo bueno, y el poder que tenían todos los horarios y los entrenamientos y eso para distraerme de todos mis penamientos sombríos.... y de todos los malos recuerdos que embargaban mi mente cuando me ponía en plan de organizar una fiesta de tipo autocompasiva, en la cual me lamentaba diciendo interiormente cosas como el estilo de "Que miserable es mi vida"... sabía que eso no lo iba a solucionar en lo mas mínimo.. pero, en si, si tooodo el santo mundo podía quejarse por cosas triviales, ¿porque yo no podía hacerlo?
Tenía miles de motivos mas que suficientes para hacerlo... pero prefería, como siempre, guardar la compostura a fin de no pareces patético.
Como siempre, mi hilo conductor se desvariaba... ¿en que iba? Ah si... que pese a lo bueno que la academia tenía, era todo contrarrestado por la presencia constante de los vampiros; que, aunque fueran moneda corriente en mi vida, los aborrecia mas que a nada...
Hasta que senti como alguien se movía cerca mío... me dispuse alerta, y al momento de darme vuelta, vi a una señorita que estaba parada cerca mío, así sin mas, y me observaba...
Yo le devolví una mirada del todo cargada de fastidio, porque me molestaba profundamente el que las personas se quedaran ahi paradotas sin decir nada... así que hablé yo...
- ¿Que es lo que buscas aquí? - dije con tono sardónico y fastidiado

por Invitado Miér Nov 23, 2011 4:59 am

No iba a estresarme demasiado esa tarde, lo tenía decidido. Ya tenía suficiente con ver el mismo programa escolar, una y otra... y otra... y otra vez. Aunque claro, hay cosas que uno no puede prever, sobre todo en una academia plagada de humanos. Siempre había alguno en algún sitio, era prácticamente encontrar un espacio para estar un tiempo sola y sin tener que estar disimulando nada. Me había parecido que quizá en el bosque encontraría algo de tranquilidad, por lo que me dirigí hacia allí, solo para descubrir que tampoco estaría sola ahí. Un muchacho se encontraba reposado sobre un árbol con expresión algo sombría, por lo que no pude más que acercarme a ver si necesitaba algo. Claro, no podía con mi genio de querer estar en todo pero aunque mis intenciones eran buenas, a él pareció no agradarle mucho mi compañía.
- ¿Que es lo que buscas aquí? -
Vaya, si que podían ser amables los humanos cuando se lo proponían... evidentemente no era bienvenida allí pero la realidad era que yo no tenía porque saberlo ni él tenía porque hablarme en ese tono.
-Oye, baja la guardia muchacho, que solo pretendía ver si te encontrabas bien, pero veo que así es. Me retiro así puedes seguir odiando la vida sin interrupciones-
Claramente no se encontraba feliz, ni estaba bien como le había dicho pero por lo visto no sería bien recibida mi compañía entonces ¿para qué forzarlo? Me di la vuelta y me dispuse a marcharme.

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