Un día de otra de mis vidas de pj...

Este es simplemente un One-shot que cree para una prueba!
espero que les guste y no se aburran XD

Observe por décima vez el reloj, apenas eran las nueve de la noche y yo aun seguía buscando algo cómodo que ponerme. Como siempre Alice había echo de las suyas, mis vaqueros y todo aquello que tuviera solo algodón había desaparecido del guardarropas, ahora de las perchas solo colgaba ropa fina de fiesta. Hice un mohín al ver que ni siquiera un par de Convers me había dejado, -ya me las pagará-, gruñí en mi fuero interno pensando en las manchas que me haría esa noche solo por verla colapsar.

Pasados unos minutos baje al salón, las notas del piano resonaron en mis oídos, Renesmee y Edward tocaban a duo mientras mis nietas jugaban en el jardín. Me acerqué a la ventana para contemplarlas, y como cada vez que lo hacía mis manos comenzaron a temblar y una punzada intensa invadió mi estomago. Cerré los ojos intentando no pensar en lo inevitable, pero era imposible no hacerlo. Si pudiera llorar mis ojos estarían desbordados en lágrimas de sangre, el solo recuerdo de mi madre ponía mi mundo de cabeza. Edward tenía razón, todos acabarían muriendo ante mis ojos, pero no esperaba que su perdida fuera tan cercana. Caminé cabizbaja alejándome de la familia, y manteniendo mi escudo en alto para que Edward no supiera lo que pensaba, lo que necesitaba.
Dolía. Aun siendo inmortal mi frío corazón dolía al saber que nunca podría contarle a la persona que me trajo a este mundo lo que ahora era, y que supiera la verdad, que no estaba en Alaska y que en lugar de ello vivía una maravillosa y eterna vida junto a mi amado Edward. Quería que supiera que había sido abuela y a la vez bisabuela de tres hermosas niñas.

Me afirme contra una de las ventanas y una amargo sollozo escapó de mis labios.
Mi vestido se reflejaba contra el cristal dándole un aspecto más bronceado a mi ahora pálida piel. Cerré los ojos y desbloqueando aquello tan único que me separaba de Edward dejé que este leyera mis pensamientos, o más bien, un pedido “Edward…te necesito”. Una brisa apenas perceptible giró entorno a mí pasados unos segundos, él tiempo que le tardo llegar junto a mí.
-Bella…¿qué pasa amor?– dice pegando su frente a la mía.
Lo estrecho entre mis brazos mientras un solo pensamiento visible para él ronda por mi mente “Te amo Edward”. Todo lo que nos rodea desaparece por completo cuando me concentro en él: mi alma gemela, mi compañero eterno, mi primer y único amor. Nuestros labios se unen formando una sola persona, y cuando sus manos se entierran en mi cabello me percato en que realmente no estamos tan solos como pensábamos.

La mirada de Renesmee se clavó en la mía, mi pequeña pateadora, que ahora era toda una mamá se acercó a nosotros y abrazándonos a ambos nos hizo ver imágenes de nuestra vida desde que ella estaba en mi vientre, imágenes de cuando sus pequeños ojos rubí se posaron por primera vez en los míos, la vez que supo lo mucho que realmente amaba a Jake, la felicidad que le traían sus hijas, y de repente todo aquello se nublo pasando como un video ante nuestros ojos, mi madre estaba en él abrazando a mi Nessie mientras ella le presentaba a Su, Vivi y Sara.

Renesmee nos soltó de repente, podía oír un corazón palpitando con adrenalina, Edward me abrazó por la cintura incluso antes que las luces de toca la casa se fueran.

-Sabía que este era tu deseo…- me susurró Nessie separándose de mi y dejando ante nuestra vista a una Rene mucho mas cambiada que en mis recuerdos.
-Feliz cumpleaños Bella- anunció alumbrada por la llama de las velas de una tarta que solo tenía un mensaje “Felices Eternos 18”
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